Las penas son motivos sensibles para constreir a los hombres de su propia libertad, y las penas que sobrepasan la necesidad de conservar el bienestar pblico son injustas por su propia naturaleza.
Consecuencias La primera consecuencia de estos principios es que solo las leyes pueden decretar las penas sobre os delitos, y esta autoridad reca en el legislador, que representa a toda la sociedad unida por un contrato social. As, un magistrado no puede nunca aumentar la pena establecida por la ley. La segunda consecuencia, es que el soberano no puede juzgar individualmente a las personas. Es necesario que un tercero juzgue sobre la verdad del hecho. La tercera consecuencia es que si la atrocidad de las penas es intil, se estara actuando con injusticia a la luz del contrato social.
Interpretacin de las leyes Como una cuarta consecuencia, tampoco la autoridad de interpretar las leyes penales puede residir en los jueces de lo criminal, porque no son legisladores.
En todo delito debe hacerse por el juez un silogismo perfecto. No hay cosa ms peligrosa que aquel. Oscuridad de las leyes No es lo ideal que las leyes estn escritas en una lengua extraa al pueblo, ya que se hara privado el conocimiento de la ley penal. Cuanto mayor sea el nmero de personas que lo entiendan, tanto menos frecuentes sern los delitos. La imprenta cumple un rol muy importante aqu.
De la prisin La prisin es una pena que debe preceder a la declaracin del delito. Un hombre acusado de un delito, encarcelado y absuelto, no debiera llevar consigo ninguna nota de infamia. Indicios y formas de juicios Hay un teorema muy til para calcular la certeza de un hecho: la fuerza de los indicios de un delito, por ejemplo.
Debe tenerse especial cuidado en materia probatoria, existiendo pruebas perfectas y pruebas imperfectas; con una de las perfectas basta para condenar, y de las imperfectas se necesitan varias. De los testigos Es necesario determinar exactamente la credibilidad de los testigos y las pruebas del delito. Todo hombre razonable puede ser testigo, y la medida de su credibilidad es el inters que tenga en decir o no la verdad.
Es necesario que el reo ya condenado pueda seguir defendindose, que no se considere un muerto civilmente. Debe prevalecer el derecho de inocencia. La credibilidad de un testigo debe disminuir en proporcin del odio o amistad con el reo. Acusaciones secretas Las acusaciones secretas son desrdenes evidentes pero necesarios en muchas naciones por la debilidad de la constitucin.
Las acusaciones pblicas son ms conformes a la repblica Montesquieu. Preguntas capciosas. Declaraciones Las preguntas capciosas son aquellas que interrogan acerca de la especia, siendo que deban interrogar acerca del gnero en las circunstancias de un delito, son las que sugieren al reo una respuesta inmediata.
Es una manera injusta de encontrar la verdad, y el autor hace un paralelo con la tortura. De los juramentos Por qu habra un hombre jurar su propia destruccin?
Es juramento es solo una formalidad, sin mucho valor real. De la tortura. Se justifica con motivos ridculos, cuando a todas luces es intrnsecamente injusto utilizarla como medio de prueba de culpabilidad del reo. El autor da distintos argumentos que hoy parecen obvios. Procesos y prescripciones Debe concederse al reo un tiempo y medios para justificarse, pero no puede ser tan breve. Debe establecerse un plazo para la defensa del reo, para las pruebas del delito, etc.
Debe disminuirse el perodo de la investigacin y aumentar la prescripcin en los delitos ms atroces; en los delitos comunes deben reducirse ambos. Cerrar sugerencias Buscar Buscar. Saltar el carrusel. Carrusel anterior. Carrusel siguiente. Explora Audiolibros. Explora Revistas.
Explora Podcasts Todos los podcasts. Dificultad Principiante Intermedio Avanzado. Se han fundado, acaso, sobre estas palabras del Deu- teronomio 2 : "Si saliese un profeta.. A su vuelta a Nancy, le formaron su causa, como hereje, y si un amigo no le hubiese ayudado a escaparse, hubiera muerto ahor- cado. Algunos ministros le vinieron a visitar, y trataron de hacerle volver en si mismo. Semejantes aventuras hacen erizar los pelos.
Metieron en ellas una aguja muy larga, lo que ya era un tormento doloroso. Todos los tribunales de la Europa cristiana, reso- naban entonces con semejantes sentencias. Las hogue- ras estaban encendidas en todas partes para los hechi- ceros y los herejes. Los ladrones en Inglhterra son rara vez castigados de muerte: lo que se hace es transportar- los a las colonias. Lo mismo se hace en los vastos esta- dos de la Rusia.
Lo-mismo se ha notado en las colonias inglesas. Esta dichosa. Nuestros maestros, nues- tros primeros legisladores, han respetado la sangre de sus conciudadanos; nosotros prodigamos la de los nues- tros. Ninguna de estas citacio- nes es exacta; pues que si consultamos la obra de M.
Ninguna duda puede haber, de que el emperador que cita. Q u z quidem quaestio disputata est a b Azone e t Lotario juris peritissimis; ejusque, arbitrium delatum est a d imperatorem Henri V VI qui tunc Bononiam veaerat; equi sponsione facta.
Bodin, De Repubiica, Lib. Una ley que permite a un juez el castigar de muer- te, le asegura l a impunidad, en caso de que s e valga d e este permiso; pero no le disculpa del crimen de asesinato. Se lleva envainada delante de los Reyes, para darnos a entender que debemos de sacarla rara vez. Una de las criadas, enferma en peligro de muerte, atesta, en nombre de Dios, al momento de recibir los sacramentos de su Igle- 1 M.
Era padre de M. VIII, cap. Tal era antiguamente el uso en Francia, y tal debiera de ser en todas las naciones cultas. Cada cual se estremece con esta idea. Todo lo que debo de hacer es encargar que se lea a menudo la obra de este defensor de la humanidad. La Corte VRm. Cuando se recela que el enemigo puede recibir no- ticias de una ciudad, se cierran las puertas; y se manda bajo pena de muerte, que nadie salte por las murallas.
Los jueces se hacen los instrumentos de la venganza del nuevo soberano, y 10s apoyos de su autoridad. Todas las historias rebozan con semejantes ejemplos de justicia. El derecho de represalia es otra ley recibida por las naciones. Estoy en que son inuy parecidas a la necesidad en que algunas veces se han hallado, en medio de grandes hambres, de comerse a los hombres.
Pero cesan de comerse en el momento en que se tiene pan. El que lo comete es considerado como parricida; luego no se debe de extender hasta los delitos que no llegan al del parricida.
Todo lo que es violento en las leyes las destruye. Pero hablemos con verdad, json dos testigos suficientes para hacer perecer los que tratan de perder? Porque han considerado que un delator es tan infame como un conspirador e s culpable. De Thou no era culpable ni ante Dios ni ante los hombres. La senten- cia de muerte de este hombre de bien dice: "Por haber sabido y participado en las dichas conspiraciones. La ley sanguinaria era precisa y formal.
Muchos se confesaban en los misterios de Orfeo, de Isis, de Ceres y de Samotracia. Pero es preciso considerar que la muerte es muy dura.
No hay uno que se atreviese a no recompensarla. Ninguna ley romana ha condenado el suicidio. Cas- tigamos al hijo por haber perdido a su padre, y a la viu- da por no tener ya marido.
IX, tit. De este modo y en todos 10s casos, toda una familia es cas- tigada por la falta de un solo hombre. SiIa la introdujo en tiempo de sus proscripciones. Como entre ellos las leyes eran arbitrarias y la jurisprudencia roma- na ignorada, las costumbres, o bizarras o crueles, preva- lecieron. E n ge- neral se abandonan a los primeros que las piden. Antigua- mente se observaba en Calais, pero los ingleses la abolie- ron cuando se apoderaron de la plaza. Este proce- dimiento era noble, franco, y respiraba la magnanimidad romana.
Entre nosotros todo se hace en secreto. Este uso, establecido por Francisco 1, fue autorizado por los comisarios que recopilaron la ordenanza que Luis XIV di6 en Pero aqui secretum significa el gabinete del juez. Los testigos son por 10 general gentes de la hez del pueblo y a quienes el juez puede hacer decir todo cuanto quiera.
Huyendo se expone a ser condenado, que el crimen haya sido averado o no. Bajo el reinado de Luis XIV se han hecho dos orde- nanzas que son uniformes en todo el reino. Esta es una pena. Pues facilitadle los me- dios para defenderse. El testigo puede haber olvida- do algunas circunstancias favorables al acusado, el mismo juez puede no haber conocido al principio el precio de las circunstancias, y no haberlas anotado.
Consul- tad el piadoso Antonino y el buen Trajano ;ambos prohiben el que un ausente pueda ser condenado 2. I, lib. Son tantas las ventajas de que nuestras ordenanzas han priva- do a los acusados, que es bastante justo el conservarles lo que queda, y sobre todo el abogado que forma la parte mhs esencial de ello. El parlamento de Tolosa tiene una costumbre muy singular en las pruebas por testigos.
Esta provincia se llama franca, ipero que franqueza! Por cualquiera parte que extendamos nuestra vista, vemos la contrariedad, la dureza, la incertidumbre, y la arbitrariedad. E n este siglo queremos perfeccionarlo todo; tratemos, pues, de perfeccionar las leyes, de que dependen nuestras vidas y fortunas. Em- pecemos por la primera. Luego el autor no admite una justicia puramente divina. Pero nadie me puede citar una sola frase en toda mi obra que diga que los prelados han inventado suplicios.
Le pregunto yo, si cree que estas sublimes verdades, es decir las de la fe, son conocidas en Italia. Qui am- bulat simpliciter, ambdat confzdenter; qci autem d e p m uat vias suau, manifestua erit l. Luego no se debe de dar la pena de muerte. Diodoro Lib. Tito Livio habla de esta ley Lib.
X, cap. Nota del autor. He sido particularmente encargado de presentaros las gracias y cumplimientos de M. Dide- rot, de Helvetius y de M. Hemos hablado mu- cho de vuestra obra con M. Tengo algunas observaciones que comunicaros, que son el resultado de nuestras conversaciones. E s probable que lo sepa hoy, por M. Ahora queda por examinar si he salido bien con esta em- presa.
Un hombre de talento que ha compuesto una obra admirada, llena de ideas nuevas y fuertes, y excelente en el fondo, debe poder escuchar con frialdad que su libro no tiene todo el orden de que es capaz. Lleno de estos sentimientos de estima, de respeto y de amistad, tengo el honor de ser, etc. Tampoco ha debido deteneros el temor de herir mi amor propio. La mayor parte de mis ideas, son debidas a la lectura del Esprit Enten- dimiento. Comunicadme, sobre todo, el resultado de vuestras conversaciones con M.
Diderot sobre mi obra. Tengo el honor de ofrecerme, etc. Acabo de hacer para el ministro de hacienda un gran trabajo, que com- pone un tomo muy grueso. Quedo, etc. De Dragonetti ha dicho el propio Salas que fue un sabio.
Afirma que obtuvo tal recibimiento esta obrita que, en muy poco tiempo, se agotaron dos ediciones de ella. Expresa Beccaria como medio de prevenir el delito el de recompensar la virtud. Eran sus auto- res seres dispuestos a sufrir persecusiones por sus ideas.
La primera vez en Por dos veces fue absuelto por este tribunal. Cada uno de nos- otros tiene las facultades necesarias para conocer el bien y sus deberes, igualmente que para dirigir sus acciones. Luego, las leyes eternas han grabado en nosotros estos diferentes sentimientos. Digest 1Q,lib. IQ, tit. La palabra virt? La virtud no es otra cosa que un generoso esfuerzo independiente de las leyes, el cual nos mueve a servir a! Por un lado tiene por objeto un sacrificio de parte del hom- bre virtuoso y, por.
Las virtudes, que tienen su recompensa en ellas mismas, son superiores a la humanidad. Sin embargo, no queremos con esto decir que no pue- dan hallarse algunos de aquellos hombres extraordinarios que no se propongan, en su conducta, otro objeto que el bien de la humanidad.
Las pretensiones seoretas de todos los hombres son tales, que ellos piensan que todas la cosas que suceden en este mundo son otros tantos hilos que vienen a parar en ellos como en su centro. Esta es la balanza de que deberfa servirse la justicia distributiva en todas las naciones. La anterior nota, que reproducimos hasta con el error de fecha que figura, es copia fiel del original. Agreguemos, ademgs, que los datos enunciados son en su mayor parte falsos. Esta diferencia se mide por sus efectos, conio las fuerzas motrices por el movimiento que producen.
Siendo rivales todas las sociedades, cada una de ellas se esfuerza en pro- curar a los individuos que la componen los medios de ejer- cer este arte y de multiplicar sus productos. La industria del cultivador multiplica las tierras, sin aumentar la superficie de ellas. El arte nada crea y recibe de la tierra casi todas las. Los artesanos se mantienen con el sobrante de los frutos que recoge el cultivador.
No es, pues, una ventaja mediana para la sociedad. Las comodidades, los placeres, la magnificencia son para ellos, mientras nosotros sufrimos el hambre: la palidez y la miseria aparecen en nuestros rostros y apenas podemos cubrirnos. Todo el mundo conoce a los antiguos Ictiophagos. Si un pueblo deja de cultivar este arte, funesto pero necesario, no tarda. Si es una locura autorizar las violencias para fomentar y mantener el valor, no es menos absurdo menospreciarlo en medio de los furores de la envidia, de los odios y de la codicia de los pueblos vecinos.
Todo hombre debe ser soldado para la defensa de su libertad. E l engrandecimiento de los imperios h a dependido siempre del valor y de las restantes virtudes guerreras. El comercio es un cambio que los hombres hacen entre ellos del sobrante de las producciones de sus tierras y de su industria.
Las artes, las'. Uno de nuestros sabios ha calculado el valor de lo que nos falta y la suma asciende a varios millones.
Nues- tros pescadores de coral apenas tienen con que vivir. Para libertarse de la codicia de nuestros banqueros, se ven pre- cisados a tomar dinero prestado a los comerciantes vene- cianos y a los judios de Liorna. Nuestras provincias proveen a muchas ciudades extranjeras de materias pri- mas y sobre todo de lanas y sedas.
E l dinero. Este facilita y acelera el despacho de los frutos de la tierra y del producto de las manufacturas y esto da vigor a las artes y a la agricultura. Tal vez. Las bellas letras y las ciencias son su alimento y el cuerpo mismo saca de ellas muchas ventajas. To browse Academia. Log in with Facebook Log in with Google. Remember me on this computer. Enter the email address you signed up with and we'll email you a reset link.
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